Que fácil es escribir cuando todo va bien, y cuanto cuesta cuando la moral está por los suelos.
La semana pasada me incorporé a mi vida normal tras estar una semana en cama, pero retomar, he retomado poco, para empezar se me han vuelto a trastocar los horarios, por lo que cuando no tengo clase, no madrugo, es más, me levanto más tarde que nunca, no lo entiendo, me acuesto relativamente pronto pero me levanto a las mil. A raiz de esto cuando salgo de clase me entra en un sueño terrible que no me deja estudiar, normal porque apenas he dormido.
Tras la semana de ayuno, y aun habiendo tenido mucho cuidado, he subido la mayor parte de lo perido, ¿resultado? una bolsa de cortezas de trigo, 50 gramos de aperitivo japonés y 100 gramos de ladrillos, claro, hoy tengo diarrea. Así que como tengo tanta ansiedad que me subo por las paredes, he decidido pasarme a la south beach, a ver que tal.
Claro, y quien se descentra, lo hace en todo, y paso de cremas, y lo que más me duele, de la bici, que horror.
¿y la autoescuela? todo el día metida en casa como una gilipollas, con la esperanza de que viniera a buscarme, con la de cosas que podría haber hecho, en fin.
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